Integrantes de la comunidad wichi de Misión Chaqueña caminando por las calles polvorientas de su paraje. Provincia de Salta, Argentina, 3 de junio de 2021. Foto: Alejandro Gallo Bermúdez

Las manos extendidas del Chaco Salteño

EMBARCACIÓN, Salta, Argentina – Los días de Claudia Maturana y su equipo de trabajo en realidad comienzan de noche. “No hay otra forma de que rinda la jornada”, asegura con una sonrisa, mientras cargan los suministros médicos a la camioneta que todas las semanas los lleva por los polvorientos caminos del Chaco Salteño.

Claudia es la Jefa del Servicio de Obstetricia del Hospital San Roque, ubicado en Embarcación, a 250 km al noroeste de la capital provincial. En 2016 llegó a esta ciudad desde su Santiago del Estero natal y la alarmó una cifra surgida de la primera evaluación de la situación de las parturientas del área operativa del nosocomio: sólo el 2% de ellas cumplía un control integral del embarazo. Los desafíos eran muchos: una población de alto riesgo sociosanitario, distribuida en una región vasta y por momentos inaccesible, donde el 26% es originaria de la etnia wichi (pero acapara el 60% de los embarazos de la zona) y vive dispersa en 91 parajes o misiones.

Lo primero que había que comprender era no sólo el territorio, sino la cultura wichi”, cuenta Claudia, mientras el sol que se asoma en el horizonte de la ruta 53 anticipa una jornada calurosa, aunque el otoño ya está terminando (en verano la temperatura suele alcanzar los 50 grados). “Había que establecer una estrategia que logre la confianza de las comunidades aborígenes, que las mujeres se acerquen a los Centros de Salud”, agrega Omar Soria, médico tocoginecólogo del equipo. Es así que pusieron en marcha el programa “MELONP”, desarrollado en conjunto con el Ministerio de Salud de la Provincia de Salta, el personal de Obstetricia del Hospital de Embarcación y la Fundación Garraham, que consiste en que cada embarazada tenga acceso a una atención integral en su lugar de origen: médico obstetra (“M”), ecografía (“E”), laboratorio (“L”), odontología (“O”), consulta nutricional (“N”) y asistencia psicológica (“P”). Ya para el segundo semestre del 2017 ese 2% de cumplimiento de control total del embarazo en la zona se transformó en 79%, alcanzando un 93% para 2019.

La conversación es interrumpida por un llamado de urgencia: en Misión Chaqueña, ubicada a 45 km al norte de Embarcación, una mujer wichi está en trabajo de parto. La camioneta acelera y levanta más polvareda en el recto camino de tierra, bordeado intermitentemente por campos de soja y monte autóctono. Comienzan a verse los primeros ranchos de este humilde paraje rural y un cerco de madera nativa conduce directamente al Centro de Salud. Allí espera Griselda Díaz, enfermera wichi de 37 años, que guía a Omar y a Claudia hacia la sala de parto, donde Leli Segundo yace en la camilla, acompañada por Balbina Gutiérrez, partera ancestral de la comunidad, que la serena con pocas y precisas palabras en lengua Wichi Lhamtes. Gervasio, el padre, y parte de la familia, esperan en silencio en el pasillo. Ambos médicos asisten el procedimiento y minutos después, y sin emitir ni un gemido, Leli da a luz a su quinta hija.

Anualmente alrededor de 600 nacimientos ocurren provenientes de los diferentes parajes del área operativa de Embarcación, y muchas veces no hay tiempo de derivarlos al Hospital San Roque. Por este motivo en 2017 se organizó y equipó a las salas de parto de los diferentes Centros de Salud de la zona. Minutos después llega una moderna ambulancia de mediana complejidad para trasladar a la recién nacida y a sus progenitores al Hospital de Embarcación para chequeos complementarios, al mismo tiempo que Balbina le entrega a la abuela la placenta de la beba. Ella la enterrará en el monte no sólo para darle fertilidad a la tierra, sino también fortaleza y salud a la niña. “Y todavía no son ni las 10 de la mañana”, bromea Claudia, mientras todo el equipo interdisciplinario vuelve a subir a la camioneta rumbo a Hickman, el siguiente paraje, ubicado a 30 kilómetros al norte de Misión Chaqueña.

Un pilar fundamental del “MELONP” es el respeto de las tradiciones ancestrales de la cultura wichi, desde una apuesta por la mirada intercultural. El primer obstáculo a sortear era la barrera idiomática, para lo cual era indispensable integrar a los agentes sanitarios wichi al programa. “Ellos son nuestra voz en el territorio y fortalecen la confianza con la comunidad”, asegura Claudia.

“Yo hablo con el doctor cuando una mamá aborigen no sabe expresarse en castellano”, resume Pedro Roca, agente sanitario bilingüe que trabajan en Hickman. Hace 26 años se desempeña en Centros de Salud de la zona y conoce mejor que nadie la idiosincracia wichi: “lo que más les cuesta a nuestras mujeres es el parto hospitalario. Después no tienen en qué volverse y por eso no quieren ser derivadas”. A raíz de empezar a comprender estas problemáticas y del trabajo mancomunado de criollos y originarios, comienzan a gestionarse soluciones. Por ejemplo, en septiembre de 2017 el Hospital San Roque se acondiciona con 4 habitaciones para facilitar la estadía de las familias de las parturientas wichis, así también como la provisión de comida.

En el Centro de Salud de Hickman, Claudia y su equipo son esperados a la sombra por numerosas mujeres aborígenes, acompañadas por niños pequeños que se esconden detrás de sus largas polleras coloridas. Algunas están embarazadas, otras son puérperas. El equipo del “MELONP” se completa con Dr. Fernando Aramayo en odontología, la Licenciada Carina Argota en Nutrición y la Psicóloga Ana Julia, que comienzan a atender a sus pacientes. “La psicología es una disciplina que incorporamos hace poco, porque es alarmante la cantidad de embarazos adolescentes”, cuenta Claudia. Las cifras son categóricas: el 34,7% de las embarazadas es menor de 19 años, el 6,7% son menores de 15 años.

Las distancias en el Chaco Salteño son un factor determinante. Por eso, apenas se descargan los suministros médicos de la caja de la camioneta, Pedro tiene una tarea: ir a buscar a las parturientas más alejadas de Hickman que no han llegado al Centro de Salud para su control. “Pica, el sol”, comenta, certero. Es mediodía y la temperatura ya supera los 30 grados, mientras la camioneta ingresa a Misión La Golondrina, a la afueras de Hickman, uno de los parajes más emprobrecidos de la zona. “Antes era complicado llegar hasta estos lugares sin movilidad. Y cuando llovía, era imposible acceder”, recuerda Pedro. “Veníamos en moto, hasta en bicicleta”.

La casa de Dalinda Zanja es de madera nativa montada sobre la tierra reseca, recubierta con plástico negro de silobolsas reutilizadas. Pedro habla en lengua wichi con el mayor de sus 6 hijos. Las frases son cortas; los silencios, largos. “Se ha ido”, anuncia al volver al vehículo, pero la encuentra a unos pocos kilómetros, en la comisaría, con sus tres hijos menores. Dalinda tiene 32 años, aunque parece mucho mayor, y le preocupa un problema judicial con su vivienda de Misión San Ignacio, de la que tuvo que huir. Pedro la convence de ir al Centro de Salud a revisar a Fernando, de 2 meses, que duerme en sus brazos.

La Doctora Claudia me hizo el control del parto. Me buscaba, me traía. Desde los 5 meses me ayudaba”, recuerda Dalinda, ya en la sala sanitaria de Hickman, donde la controlan tanto a ella como a su hijo menor. Una vez terminado el ciclo interdisciplinario del “MELONP”, Pedro la lleva de vuelta a su vivienda. Antes de descender del vehículo, Dalinda confiesa: “ojalá el intendente me de una casa prefabricada”.

El sol comienza a dar un respiro en el Chaco Salteño mientras se hunde en las copas de los quebrachos del monte. En la camioneta de vuelta a Embarcación casi nadie habla. Algunos cabecean. “Espero que a las siglas “MELONP” pronto le sumemos otra P, de Pediatría. Ese es el próximo sueño”, murmura Claudia, antes de quedarse dormida.

Ale Gallo

Realizador audiovisual y músico, pero antes papá de Ray. Desconfío de la gente que dice saber exactamente lo que quiere. Yo sé lo que no quiero, y a partir de ahí, trabajo con rigor. ¿Una máxima para tatuarse en las nalgas? El cine es un acto de insensata perseverancia.

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