Confesión

En la época en que leí “Justkids” de Patti empecé a recibir con placer la melancolía de las tardes grises. Me vestía de negro y salía a escribir en los cafés. Ahora comprendo que  tanteaba en la oscuridad de ese clima construido con esmero buscando su espíritu para que me apadrine. Era mi forma  de rezarle. Hacer de mi cuerpo (el andar desgarbado, la excéntrica sencillez, la respiración mística en pleno caos) un altar en su honor. Ahora comprendo que sentí en su historia el llamado de una aventura incierta olor a rock y a vanidad.

Quiero encontrar a Dios Cogérmelo y escapar con sus trajes.

Intento descubrirlo en alguna combinación simple de palabras exactas, en un gesto certero, en el chocolate caliente
Pero lo tomo con ansiedad como a todo lo que me gusta y se me escapa entre las ganas. Es un wacho escurridizo Èl
y por su culpa a mi vieja le preocupa mi voracidad.

Nuestro romance es virtual como todos los romances, pero este se zarpa porque el chabón ni me admite. Lo invoco, me clava el visto y …nada, no hay Patti Smith que interceda a mi favor.

Desesperante.

Y de repente aparece guiñándome un ojo en el brillo de la tarde.

Mirándome recio atreves de las cosas que admiro, cosas no tan cosas pero ciertas como una piña en la cara. Quedo vencida rogándole amor y lo veo alejarse caminado de espaldas para mirarme (fijo, provocativo, intenso) hasta que desaparece.

Ya te voy a agarrar con el caballo cansado.

Sofía Lopez Fleming

Psicóloga, autora y performer. Extranjera en todos los territorios y disciplinas, habita siempre en los bordes. Obsesionada por la emergencia de lo real. Empujada por el punk rock.

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