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Cuatro historias sobre Mojando las Nuggets

La primera historia es la corta. Una banda salteña toca por primera y única vez el 1 de febrero de 2020. Por esos días, se comienza a hablar de una pandemia china, que mes y medio después arruina los planes de toda la humanidad. En el medio de la peste sacan un EP que nunca pueden presentar. Y este domingo 23 de enero de 2022, casi dos años después, vuelven a subirse a un escenario.

Pero la historia no es así, está incompleta. En realidad es tan diferente que es otra historia, aunque parece la misma.

La segunda historia comienza un verano, cuando tres amigos se juntan en el Valle a entregarse a la acción más terapéutica que conocen: tocar. Facu, recién llegado de Córdoba, quiere ponerse al día: “¿mojaron las nuggets últimamente?”, indaga pícaro, en el difuso límite entre lo gastronómico y lo sexual. En los parates miran Seinfeld en DVD y debaten sobre sus personajes preferidos de American Pie: Finch, el papá de Jim o la mamá de Stifler. Por gracia de los santos patronos, comienzan a brotar temas propios, aunque lo primero que surge son los peculiares títulos: “La vi entrando en un Burguer King”, “Pañales para adultos”, “Summer in the Valley”. “Teen Cholita” y “Dientes de plástico de Drácula” quedan en el camino. Los densos riffs de Facu son armonizados por las dulces melodías pop de Horacio, que a diferencia de su proyecto solista, canta poco, lo justo, sólo una frase por canción. La euforia que provoca esa sonoridad surf andina a 1000 km del Pacífico ocasiona que decidan tocar en vivo. El baterista está aterrado, es la primera vez que lo hará en público. En las crisis existenciales de los treinta y largos, algunos se compran una moto; él se compró una batería. Descubre que no puede beber ni fumar como lo hacía cuando tocaba la guitarra, pierde completamente la coordinación. Facu dibuja el flyer: un simpático hombre pelado que acaricia suavemente una cabeza alien recién decapitada. Luego de ensayar todo enero, tocan el 1 de febrero en una cervecería, con una reacción vigorizante de los presentes. Al terminar, el público entusiasta pide un tema más. No hay más, fueron 8 canciones originales. La cosa no puede quedarse así, sienten. Para registrar ese ardor, al otro día graban caseramente con lo que tienen a mano: una Tascam digital de dos canales colocada con precisión milimétrica entre los dos amplificadores de guitarra y la batería. Los tres tocando al mismo tiempo, sin retomas. El 3 de febrero, Facu vuelve a Córdoba, con la idea de regresar al Valle en los próximo meses. Al otro lado del mundo, un chino se come un pangolín y el resto es historia.

Pero es precisamente acá donde nace la tercera historia, como una bifurcación de la segunda (no hablemos de la primera, ya no quiero recordarla). La oscura incertidumbre de los primeros meses pandémicos no dan ganas de nada y los tres amigos se olvidan de Las Nuggets, entre deudas y contagios. Hay una hermosa frase de Jurassik Park, pronunciada por el extravagante Dr. Ian Malcolm: “a pesar de todas las dificultades, la vida se abre camino”. Las cosas se acomodan. Las pistas de esa frenética grabación veraniega se suben a un Wetransfer. El temblor del Valle está intacto, sólo hay que soltarlo en la superficie. Horacio graba las voces en su casa y agrega la línea de bajo. Un sonidista colombiano hace magia, recuperando frecuencias inaudibles en esos tracks, y así nace el EP bautizado “Blockbuster”, en honor al videoclub del shopping. Tres videoclips muy heterogéneos son lanzados: un desopilante collage con material de archivo vhs de Salta de los años 90s, un paseo animado en skate por el Barrio Bancario y otro filmado en Europa y protagonizado por una muñeca.

La cuarta historia es la única que tiene título: “El Descubrimiento” y comienza a mis trece años, cuando después de escuchar “Nevermind” de Nirvana, le pedí a mi viejo que me compre una batería, a pesar de que vivíamos apretados en un departamento. Por supuesto dijo que no.

Mojando las Nuggets” se presenta este domingo 23 de enero a las 20 hs en Imayki, Balcarce 575, Ciudad de Salta.

https://linktr.ee/mojandolasnuggets

Ale Gallo

Realizador audiovisual y músico, pero antes papá de Ray. Desconfío de la gente que dice saber exactamente lo que quiere. Yo sé lo que no quiero, y a partir de ahí, trabajo con rigor. ¿Una máxima para tatuarse en las nalgas? El cine es un acto de insensata perseverancia.

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